miércoles, 27 de noviembre de 2013

Carta abierta a la hija de Jean Valjean



Querida hija:

Vuelvo a retomar otra vez este epistolario de sólo ida que te vengo dirigiendo a través de mi blog; lo de de sólo ida viene a cuento de que ni tú lees estas cartas (no pierdo  la esperanza de que al menos las leas cuando, eso si, por desgracia ya no tengan el efecto benefactor para nuestras relaciones que yo le supongo puedan tener ahora) y, por lo mismo, no tienen eco en forma de respuesta por parte del remitente o sea tú. 
...No quisiera ponerme fúnebre (no es mi estilo...creo) pero es muy posible que cuando quieras responder a estas cartas sea yo el que ya no esté físicamente en este mundo.Vamos, querida, camino de que eso ocurra ¡Qué se le va a hacer!
Pero voy al motivo principal que me ha llevado a escribirte esta carta:
Quiero decirte en primer lugar que ya se ha vendido el piso de Conchi; ya sabes aquel piso de la carretera de Cádiz al que fuiste a pasar algunos veranos (¡pocos! la verdad, ¿para qué nos vamos a engañar? ¿uno...dos? ya no me acuerdo) cuando aún podías soportar, por lo visto, la presencia física de tu padre. Lo segundo que quiero decirte es que la cantidad de dinero que me ha correspondido es bastante exígüa, aunque eso es algo que viene compensado por la modestia de mis gastos. ¿Sabes?, yo, gracias a Dios, no tengo necesidad de ese dinero, pero al mismo tiempo tampoco tengo posibilidad alguna de hacer que llegue a tu poder, así que he pensado que lo mejor que podía hacer era ingresarlo en una cuenta fija en el mismo banco donde tengo la hipoteca y por donde cobro mi pensión; la señorita que me ha atendido le llama una Renta Vitalicia: yo no podré sacar nunca dinero de esa Renta pero si seguir ingresando dinero en ella; y es lo que haré. Tengo la esperanza de que con ello pueda dejar un remanente metálico a mi fallecimiento que te facilite el tomar posesión de mi casa sin que suponga para tí un gasto excesivo. Ahora son justamente las cuatro de la madrugada y esta tarde debo ir a la sucursal de mi banco para firmar esa cuenta vitalicia. Así que lo único que debes hacer es llegarte al banco y hacerte cargo de ese dinero y del que yo haya podido acumular hasta que eso suceda..espero que sea bastante tarde; en mi familia paterna hemos sido siempre bastante longevos y yo no deseo contradecir a los lares de mi árbol genealógico...¿se me entiende?   
Por las últimas noticias que sobre tu vida me llegan a través de tu tía, sé que has dejado Madrid y que te encuentras en el pueblo. También sé que te has desprendido del mobiliario que tenías en el piso que compartías con otros jóvenes cerca de la Glorieta de Quevedo, eso al menos me dijo tu tía a la que le respondí que eso era señal inequívoca de que no pensabas regresar a Madrid. Yo -así se lo dije a ella- ya me temía que algo de ésto ibas a hacer, y te lo repito a tí ahora: ¡Mal! ¡Muy mal! Deberías haberte quedado en Madrid. 
La foto que encabeza este artículo/carta corresponde a una calleja de la barriada de Ceuta en la que nací y me crié. Ese es justamente el aspecto que ofrecía la calle (cuyo nombre he ignorado siempre) cuando yo era un adolescente de doce o trece años de edad.
Si pudieras meterte dentro de la foto y caminar algunos metros por la acera de la izquierda te darías de bruces o, mejor dicho, a mano izquierda, con la verja de entrada al Colegio Público Convoy de la Victoria en el que realicé mis Prácticas cuando terminé mis estudios de Maestro de Enseñanza Primaria. Pero antes habrás de pasar por la puerta de una Cristalería adonde acudíamos para reponer algún vidrio roto en casa o enmarcar la foto del difunto de turno. Si, se encuentra al lado de ese coche que está mirando hacia arriba, creo que se trata de un Opel del 60, buena hornada la de aquel año. La fila de coches que se ven a la derecha forman o formaban en su tiempo la Parada de Taxis (llamada popularmente La Parada de Taxis de Hadú) en la que mi tío Justo tenía sus taxis, creo que tres, y todos ellos Mercedes Benz, como los que se ven en la foto. El hombre que se encuentra en primer plano, a la izquierda y al que la instantánea sorprende, por lo visto, andando e intentando cruzar la calle sale posiblemente de la oficina de Correos ("Correos de Hadú") a la que llegaban las cartas que yo le escribía a mis padres cuando me encontraba internado en los Salesianos de Cádiz. Encima de Correos había algunas viviendas y en una de ellas se encontraba la Peluquería para señoras que regentaba la madre de mi amigo Salas, cuyo padre era funcionario del Ayuntamiento. Salas era un joven de aspecto bastante agradable al que yo le envidiaba la facilidad que tenía para relacionarse con las chicas. ¿Qué habrá sido de él? ¿Andará todavía por Ceuta?
Un paréntesis:
Con esta foto y estos comentarios quiero darle a esta carta/artículo el aire de articulo literario que tienen todos mis trabajos en este blog. 
Continúo:
La casona de la derecha era una taberna para los consumidores (digámoslo con cierto confort amable) de un poder adquisitivo más debil; el nombre de la taberna...si es que lo tuvo, yo no lo recuerdo. En la otra fachada de esa casona y que no sale en la foto había un taller de bicicletas al que acudíamos los niños para alquilar uno de esos velocípedos con los que nos tirábamos como kamikazes por la bajada de la Puerta del Campo poniendo en riesgo nuestras vidas y la de nuestros pacíficos paisanos. El nombre del dueño-mecánico de ese pequeño taller no lo recuerdo; tenía un hermano policía municipal cuyo nombre tampoco recuerdo.
Al fondo y a la derecha en una explanada que no sale en la foto se encontraba la casa de mis tíos Justo (el taxista) e Isabel, ésta, hermana de mi madre. En esa casa grande de dos plantas vivían con mis primos Justo, Carlos y Aurora o Aurori. 
Al fondo de la fotografía se ve el arco de entrada de la antigua Plaza de Toros. Detrás de este arco único testigo del antiguo coso se agazapa una barriada de chabolas en las que vivía, con sus padres, una amiga mía, Paqui, que ahora creo es Profesora en el Instituto de Enseñanza Media de Ceuta.
Vuelvo a contarte las gestiones que estoy haciendo con ese dinero del piso de Conchi que quiero reservar para tí. Al final, tu primo Victor se hará cargo de él inviertendolo a mi nombre en uno de esos productos financieros, (¡anda que la palabreja!) palabra que junto con la otra de las preferentes me ponen al borde del ataque de nervios pues me dan mucho yuyu que en el presente contexto le asigno el significado de miedo...me da mucho miedo.
Y volviendo al tema que realmente me preocupa: tu futuro laboral. Debes hacer lo posible por ubicar tu residencia en Madrid o en cualquier ciudad de importancia, de nuestro pais o del extranjero donde puedas comenzar a formalizar tu indenpendencia económica y buscar campo de desarrollo para la profesión que has elegido, me refiero a la de guionista de cine. No creo que hayas invertido el tiempo y el dinero en esa carrera para ahora encerrarte en una aldea de dos mil habitantes de donde en este momento deben de estar emigrando los jóvenes preocupados por el propio futuro.








1 comentario:

  1. Hola Alberto, despues de leer bastante de lo que hay en éste bolg tuyo, no debo ocultarte que su lectura es muy amena y fácil, a mi me ha gustado, también he leido lo que has plasmado sobre ti y tu vida rutinaria del día a día y sobre todo estando solo, pero ya sabes que muchas veces ( en las que yo me incluyo), aun rodeado de miles de personas, te sientes solo, ánimo amigo, ya sabes quien soy, Salvador Evangelista, el amigo Evangelistaaa

    ResponderEliminar