viernes, 4 de diciembre de 2009

CRÓNICAS DE ALLÍ de Alberto Núñez



"Allí" es un pueblo nacido de la memoria, y alimentado con la nostalgia. Sus habitantes se nos asoman al balcón de estas páginas para contarnos sus historias por boca del narrador que, siendo niño, también vivió en este pequeño caserío que se asoma al mar.
Casi todas las historias se recogieron alrededor de una gran mesa de la cocina familiar, donde toda la tribu participaba del expurgo de los dos o tres kilos de lentejas que la madre, al día siguiente cocinaba con recetas antíguas e inéditas para alimentar con ellas a la numerosa prole. El cenicero del abuelo iba engordando su sinaí de tabaco quemado mientras él contaba las aventuras que corrió en su peregrinaje desde la aldea natal, al otro lado del Estrecho hasta llegar al pueblo a principios de siglo...¿de qué siglo?...da igual, uno de ellos. El padre contará por enésima vez la historia de aquel padre, el suyo, que cuando él apenas contaba ocho años de edad dimitió de todas sus responsabilidades familiares para irse al Caribe a buscar ni él mismo sabría qué. Aparecerá también la biografía del viejo espejo que, no se sabe cuando, pasó del dormitorio nupcial al más prosaico del retrete colectivo, ¡pobre! escondiendo su bronce puro, bajo una espesa capa de "titanlux" pasó más de cuarenta años como espejo de "uvecé" llenándose su enorme pupila con los acnés tempraneros y adolescentes de la familia y las últimas almorranas morideras de los más viejos del clan. Muertes y nacimientos; casamientos y divorcios; besos y desprecios...
A veces cuando en aquellas tertulias egipcias, a alguno del clan, se le ocurría hablar de cosas "de cuando la guerra", la madre, estrujando entre sus uñas gastadas un coquito cazado entre su porción de legumbres, mirará al jefe del clan por cima de las gafas y el jefe del clan censurará con un leve carraspeo o una tos nerviosa al osado ponente...y si la curiosidad lo mina, entonces, se levantará, cerrará bien los postigos de la ventana y hasta las grietas que dejara el último invierno e invitará al ponente a contar esa historia que él dice que sabe "de cuando la guerra...."

6 comentarios:

  1. Estoy en ello, estimado señor Beaumont... y debo decirle que voy disfrutando muchísimo con la lectura de este tomo. Por cierto, si ve a su buen amigo, Alberto, dígale de mi parte que a veces -casi siempre- es una prosa que podría haberla escrito el mismísimo Cela (y aclárele, a Alberto) que considero muy a bien a don Camilo.

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  2. ¡OPS! Parece que la cuenta_google estaba activada por mi compi de la vida. En realidad el comentario anterior es de servidor: Milano.
    Un abrazo

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  3. He disfrutado mucho con el libro. He vuelto a encontrarme con "cosas" de Allí que guardo en mi memoria: personas y lugares. Gracias Alberto por recuperar parte de nosotros.

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  4. He contactado Con Alberto Núñez despues de 50 años, haber podido revivir esos años de la niñez y estar leyendo el libro de él, Crónicas de Allí, para mi ha sido muy reconfortante, esos años para mi fueron muy felices y los recuerdo con mucho cariño, todos los días sin querer, me vienen recuerdos de aquella Ceuta y aquel Haddú, es muy lamentable, (aunque se que eso es imposible), no poder ver aquella Ceuta, aunque vayamos a visitarla,urbanísticamente ha cambiado, quizás para mejor, a mi no me gusta y el ambiente que había ya no es el mismo.
    Saludos - Salvador Evangelista

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  5. Amigo Salvador: De todos estos correos electrónicos que vengo compartiendo contigo desde que nuestras respectivas embarcaciones se han divisado en el horizonte de este oceano internáutico...de todo eso....saco una sabia conclusión: hay una cosa que tenemos en común con respecto a Ceuta; ambos queremos regresar a aquella Ceuta que cada uno de nosotros llevamos dentro..¡ay! caro amigo, precisamente de esa nostalgia han nacido las más grandes obras de la literatura, pintura, musica, ¿que je sais? -no sé si he escrito bien la famosa cita de Montaigne-
    El pueblecito de Allí no es otra cosa más que eso....Ceuta pasada por la maquinilla de mi nostalgia.
    Salvador, no te preocupes, haremos como cuando de niños nos intercambiabamos los cromos de Los Diez Mandamientos a los pies del altarcillo de aquel dionisos de los cromos, Bernardino el del kiosco de la caja de ahorros, haremos como entonces, yo te pasaré a tí aquellos recuerdos de "mi Ceuta" y tú harás -¡ya lo estás haciendo y con notable éxito!- lo propio, me pasarás "las repes" o sea aquellos recuedos de "tu Ceuta" y que yo perdí como un tonto o nunca tuve como un indigente de la memoria.

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  6. Acabé hace días la lectura de estas tiernas "Crónicas de Allí", bonito título que además retrata perfectamente con el adverbio todo lo que se quedó lejos ya en el tiempo.
    Aunque ya mi amigo Alberto (o Jean o Roger o como quiera apodarse este buen hombre) sabe por mi correo personal que el libro me ha encantado, quiero también dejar constancia aquí de que ha sido una lectura muy nutritiva para ese alma mía que se adentra ya en una cincuentena avanzada y por tanto va profundizando en la nostalgia del tiempo vivido.
    Un abrazo, Alberto.

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