jueves, 21 de octubre de 2010

En el catorce aniversario de.....

Amigos de Ceuta Nostalgia, compatriotas con los que comparto desde estas páginas la nostalgia y el recuerdo por ese bello rincón que duerme en la orilla sur del Estrecho más viejo de la Historia, pequeño caserío marinero que es conocido como La Perla del Mediterráneo y que da nombre a este periodico, que desde el fertil y rico norte español abre sus ventanas que miran al sur para recoger los mensajes que las pavanas viajeras traen encriptados en el pentagrama cifrado de sus vuelos.

Amigos: Hoy, veintiuno de octubre se cumple el catorce aniversario del fallecimiento, en su residencia de verano de Fuengirola, del ilustre hijo de Ceuta D. Juan Díaz Fernández, Profesor que fue del Instituto de Enseñanza Media y de la Escuela Normal de Magisterio, institución pedagógica ésta última, en la que el que suscribe lo tuvo como Profesor de Didáctica de la Geografía y de Didactica de la Historia.

D. Juan Díaz, además de sus labores pedagógicas, era un enamorado del mar al que se entregaba con verdadera pasión cuando el ocio y la meteorología se lo permitían. Y por si lo anterior fuera poco cuando estas dos actividades le dejaban tiempo y lugar, (y si no era así ya se encargaba él de robárselas al merecido descanso nocturno) las dedicaba al periodismo. En la Hemerotéca de nuestro viejo y entrañable “FARO DE CEUTA”, han quedado ya para el porvenir y para disfrute de los jóvenes caballas amantes de nuestra historia local, páginas acertadísimas donde nuestro hombre con su gramática clásica y precisa y su honesta prosa de pan blanco ha dejado, repito, muy acertadas pinceladas impresionistas del quehacer y afan diario de la gente de nuestro pueblo, algunos, como él, también ya fallecidos.
Como en su día no pude responderle a su carta que tanto ánimo me dio para seguir escribiendo, quiero hacerlo ahora recreando una de ficción en la que me dirijo a él en su nuevo cargo de Bibliotecario Perpetuo del Cielo, cargo que a nuestro querido Profesor le pertenece por derecho propio. Vale.



A LA ATENCIÓN DEL PROFESOR DON JUAN DÍAZ FERNÁNDEZ: BIBLIOTECARIO PERPETUO DEL CIELO.


Querido Profesor:

Casualmente, de enlace en enlace, he ido a dar con el blog, a tu persona dedicado, y escrito y dirigido por tu hijo (supongo que es tu hijo) Carlos.
Te imagino allá entre nubes, con tu estilográfica (seguramente una Parker-51) en la diestra y tu eterno pitillo entre los dedos de la otra, hilando sabiamente tu prosa antigua y clásica....¡Ah!, y mirando al mar, ese compañero que se traspira en tus artículos, en todos. Aunque en algunos no lo cites, el Mediterraneo está siempre presente con su olor a salitre y a brisa entre pinos.
Recuerdo cuando te mandé mi primer manuscrito de Crónicas de Allí. El pobre había ido rebotando de editorial en editorial durante casi dos años. Tú, con la paciencia de un buen pedagogo y de un maestro te lo leiste de cabo a rabo, y luego me escribiste una carta que aún guardo entre las hojas de un ejemplar de Torre del Faro que había comprado en una librería de Algeciras en uno de mis viajes a Ceuta. Me reprochabas con palabras comedidas y con mucho amor, me reprochabas –digo- que ocultara mi nombre y apellidos bajo el seudónimo de Jordana Marbella, afición por este disfraz que como verás al final de esta carta no me ha abandonado nunca. Pero a lo que iba. Decías en esa carta que el texto era bastante bueno. Que no me desanimara. Que siguiera escribiendo. Y más cosas que la modestia me impide repetir en esta carta y que a mí me sirvieron para recuperar la seguridad que, hecha jirones, se había perdido en el peregrinaje de mi libro por los despachos enmoquetados de los editores. Yo no había leído nunca nada tuyo. Torre del Faro fue el primero. Regresar a la ciudad natal después de tantos años de ausencia, leyendo tus artículos tumbado en una mecedora de la cubierta del ferry (¡La Paloma! ¿recuerdas?), y viendo amanecer el Hacho por el horizonte azul, fue para mí una experiencia inolvidable. Recuerdo que Conchi, mi mujer (que desde el año dos mil cinco está también Ahí Arriba contigo) con su gracejo malagueño y su acento del castizo barrio de Huelin me decía, al verme tan enfrascado en la lectura y en el paisaje: <<¡Pues, hijo!! ¿Por qué no te quedaste en Ceuta? >>Creo que corrían los primeros meses del año mil novecientos noventa y seis, el fatal año en que nos dejaste. Terminabas la carta invitándome a acudir a tu casa de Fuengirola para conocerme personalmente y para hablar de Literatura. Al final no pudo ser...Para mí, en cambio, el año mil novecientos noventa y seis fue un buen año; en la Primavera recogí el Premio Amador de los Ríos de Narrativa, convocado por el Ayuntamiento de Baena y otorgado a mi novela corta EL LOCUTOR. Y fue también el año en que comenzaría un proceso que me llevará a dejar la docencia y dedicarme de lleno a la escritura. En el mes de junio de ese año me llegará un ejemplar de tu libro CAMBIO DE RESIDENCIA con una dedicatoria muy afectuosa que (¿por qué no?) ésta si, ésta no me censuro de reproducir en esta carta/homenaje que te dirijo. Dice:
A mi buen amigo y ex-alumno Alberto Núñez, narrador agudo y hábil, con el deseo de que pronto pueda dedicarme un libro suyo. J. Díaz. Ceuta. Junio del 96.
Pues esa deuda es la que pienso pagarte ahora, enviándole a tu hijo Carlos los ejemplares de los libros que tengo publicados, con una dedicatoria para tí, querido profesor, y con el deseo y la seguridad de que esos libros míos van a encontrar en tu biblioteca calor y cariño.

¿Sabes? llegado a este punto no recuerdo si la Siniestra Dama me dio el tiempo suficiente para comunicarte ese Premio; me refiero al Premio Amador de los Ríos. Quiero pensar que sí, que de las dos o tres ocasiones en que hablamos por teléfono, una de ellas fue para hacerte partícipe de mi premio literario que –no nos cabe duda a los que te hemos conocido- te iba a dar un alegrón. El último recuerdo que tengo de tí (ya no sabría decir si en conversación telefónica o por carta) es la promesa que me hiciste de sacar, por entregas, en el dominical de El Faro, capítulos de mis Crónicas de Allí...¡Ah! y una reseña que hiciste de mí en tu periódico y que no consigo encontrar.

[ahora me viene a la mente, ese artículo tuyo en el que hablas de tu entrada, de adolescente, en el periodico para llevar tu primer articulo...el olor de la tinta que despedían las rotativas...]

Querido Profesor:

Ya voy a dejar de darte la lata con tanta prosa. Sólo te diré, aunque ya debes de saberlo, que con la ayuda de nuestro común amigo Jose Luis Sastre y de mi sobrino Victor, conseguí sacarle al Ayuntamiento los chavos suficientes como para publicar Crónicas de Allí. Que también publiqué El Locutor con el dinero del Premio y que, a mi costa, he sacado el último, Martín Requena in Memoriam. De todos ellos, como ya te he dicho, quiero dedicarte un ejemplar y mandarlo a tu hijo para que formen parte de tu biblioteca.
Has de saber que el libro Crónicas de Allí, lleva en su portadilla, como un pequeño homenaje a tu persona, una frase sacada de tu libro Torre del Faro. Ya lo verás......

Querido Profesor y Bibliotecario Perpetuo:

Guardame un buen sitio ahí, en esa Biblioteca Celestial que diriges. Búscame un buen sillón junto a un gran ventanal. Los próximos diez mil años espero pasarlos leyendo. El pequeño resto de Eternidad que me quede lo quiero dedicar a escribir.

Que ¿cómo me enteré de tu muerte? Pues como ha pasado tanto tiempo y no me quiero confiar a la memoria...ese bichito tan endeble me limitaré a transcribirte una anotación de mis Diarios de aquel año:

Hoy, diez de noviembre de mil novecientos noventa y seis, paseando con Conchi por Los Baratillos de Málaga, un compañero del Colegio me da la noticia: El Profesor don Juan Díaz Fernández ha fallecido en su casa de Fuengirola. Descanse en paz.

Recibe un fuerte abrazo de tu ex-alumno....

Jean Valjean (escritor)






Ceuta, 16 de Febrero de 1996

Querido amigo y ex-alumno:

Confieso que tu carta me sorprendió, más que nada porque olvidaste firmarla con tu verdadero nombre, y eso de “Jordana Marbella” que incluso venía en el remite del sobre, no me decía nada. Tuve que recurrir a J.L. Sastre que me explicó quien eras.

Bueno, en principio sí que te recuerdo, aunque tu rostro se me difumina en la memoria. Te asocio a otro ex-alumno que recuerdo mejor porque me lo he encontrado varias veces: Carracao.

Verdaderamente, de tí no había sabido nada hasta ahora que me has sorprendido con tu carta.....y con tu estupendo relato. Ambas cosas te las agradezco sinceramente, en primer lugar porque a un viejo profesor como yo, le resulta siempre grato, que sus ex-alumnos le recuerden y acudan a él para pedirle algo, un consejo, una opinión, etc....y en segundo lugar por el placer que me has proporcionado con el magnífico relato que me has enviado y sometido a mi dictámen. Por otro lado me alegra saber que has leido uno de mis libros (tengo tres más, y dos que aparecerán proximamente, uno de relatos y otro una novela corta). El que tú adquiriste TORRE DEL FARO es una antología de artículos periodísticos del que publiqué después una segunda parte con el título: TODAVÍA SE VE EL HACHO que no conoces. Pero antes ya se había publicado un libro titulado RELATOS que se agotó también rapidamente.

En cuanto a ése que me has enviado, pienso que es excelente, que tiene fuerza, sensibilidad, buen estilo narrativo y acertada descripción del ambiente familiar, paisajes, personas, etc....amén de emoción evocadora de los recuerdos de la ciudad donde transcurrió parte de tu vida. Creo que tienes una buena madera de escritor, y eso me alegra. Por lo tanto, no te perdonaría si por una razón u otra dejaras de escribir. Espero que me envíes el resto de esas “Crónicas de Allí”.

Respecto a lo que dices de publicarlo en los periodicos locales, no me parecen idóneos para eso, ni lo admitirían por su extensión. Pero no te preocupes por eso, no vale la pena. Lo que sí te aconsejo es que concurses: hay por ahí, por España quiero decir, muchos concursos de cuentos y relatos con buenos premios. Prueba tu suerte, aunque yo recelo de los concursos (y eso que he ganado varios) o intenta que alguna editorial te acepte un libro de relatos. O, si tienes medios, edítalos por tu cuenta que no sale demasiado caro editar quinientos ejemplares de ciento cincuenta páginas. Eso es lo que yo hago, y suelo vender todos los necesarios para cubrir los gastos.

Pero, insisto, lo más importante es que escribas, que sigas escribiendo sin demasiada prisa por publicar. Da tiempo al tiempo; al menos con el sólo hecho de crear y escribir ya te proporcionarás satisfacciones íntimas y felicidades. Si de algo te sirve mi juicio sobre lo que he leido tuyo, te digo que me ha entusiasmado y que a partir de ahora te considero un buen escritor.

Jose Luis Sastre me ha contado algo de tu vida y andanzas, muy poco. Y lo que no comprendo es que ocultes tu nombre bajo un seudónimo ni que escondas el nombre de tu pueblo, Ceuta, bajo ese “Allí”

Dentro de unos pocos meses te enviaré mi libro de relatos CAMBIO DE RESIDENCIA que ya está en una imprenta de Sevilla. Y más adelante mi novela corta JUICIO Y CONDENACIÓN DE SISIPHO SMITH” que está a la espera, para ser publicada, de una subvención que he solicitado al Ministerio de Cultura.

Yo suelo pasar un mes del verano en mi casa de Fuengirola. Ya te avisaré para que en junio vengas un día a pasarlo conmigo. Y entonces continuaremos hablando. Por hoy quede esta carta como contestación y agradecimiento a la tuya. Confío en que seguirás en contacto conmigo, así que ¡ánimo, y a continuar escribiendo!....Tienes un don privilegiado, el de crear bellezas literarias....aprovéchalo.

Recibe un fuerte abrazo de tu antiguo profesor y amigo.
Juan Díaz Fernández,





No hay comentarios:

Publicar un comentario