El título de este nuevo Diario que comienzo ahora está
copiado de otro, escrito por uno de mis maestros favoritos: Josep Pla. Ahora
bien, hago la firme promesa de que si a lo largo del viaje que ahora comienzo
por sus páginas encuentro otro título que me libere del delito de plagio lo
cambiaré, si no......
Son
en este instante las siete cuarenta y ocho horas de la mañana del viernes 25 de
septiembre del año dos mil nueve.
Mi
hermano Guillermo se encuentra en estos momentos sepultado entre las sábanas
asépticas de una cama de un Hospital de nuestra ciudad natal (Ceuta) luchando
contra un cáncer de pulmón de extrema gravedad si hacemos caso de los partes
médicos emitidos por los facultativos que lo atienden. No hace ni tan siquiera
tres meses que su estado de salud era óptimo; desde la soleada cumbre de sus
sesenta y ocho años contemplaba el mundo con cierto ordenado optimismo hasta
que la innombrable lo apuntó en su tarjeta de visitas.
Mi
hermano Guillermo era, de todos los miembros de la familia y por razones de
proximidad geográfica entre el domicilio paterno y la casa de su novia, era,
digo, el encargado de recogernos a mi
hermana Mariló y a mí en el cine Astoria donde habíamos pasado toda la tarde y
parte de la noche viendo dos y hasta tres veces la última pelicula de Steve
Reeves o de Errol Flynn; Steve Reeves en minifalda y peleando siempre con unos
leones que parecían jubilados aburridos del Inserso y Errol Flyn colgado de las
jarcias de un buque en las posturas de un trapecista de barrio. A mí me
recordaba siempre –me refiero a Steve Reeves- al trabajo de un dentista pues
todo su afán era abrirles la boca para mirarles no se sabe bien qué.....Los
sábados por la tarde, (todavía no había llegado la televisión a nuestro pueblo)
nuestra madre, después de dejar perfectamente limpia y arranchada la cocina nos
preparaba la merienda, y nos daba las dos pesetas que costaba nuestra entrada
en el patio de butacas del popular cine Astoria que pasados los años, y
coincidiendo con la llegada de la Democracia, terminaría convertido en unos
grandes almacenes de muebles baratos
La
grave situación en la que se encuentra sumido mi hermano, me ha llevado a
recordar el lapidario familiar. El primer miembro de la familia que nos abrió a
todos las puertas del Más Allá fue mi hermano Pepe que con apenas diez años
recién cumplidos se marchó de este mundo embutido en su trajecito gris de
Primera Comunión. Mi hermano Pepe, como un poeta inédito murió en Primavera, en
la primavera del año mil novecientos cincuenta y siete.
HE
concluido la lectura de EN EUROPA del autor holandés Geet Makt (dudo del nombre
y del apellido). Se trata del diario de un viaje por Europa recorriendo los
escenarios de los más importantes sucesos políticos acaecidos en nuestro
continente desde la primera Guerra Mundial hasta el conflicto de la
desmembración de la Yugoslavia de Tito.
EL miedo a contraer la gripe A me ha llevado a convertirme en un consumidor
compulsivo de todos los productos mágicos que se ofrecen en las estanterías de
las herboristerias de nuestra ciudad.
Sueño,
sueño todas las noches aunque no consigo recordarlos.
LAS
relaciones con mi hija Clara siguen cortadas. Ya incluso he olvidado cuando fue
el día o el mes o el año que hablé con ella por teléfono. Creo que falleceré
sin haberle hablado, sin haberla visto. Y aunque me hubiera gustado que las
cosas se hubiesen desarrollado de otra manera sigo pensando exactamente de la
misma manera que cuando tuve con ella las primeras discusiones. Mis ideas sobre
lo que es la educación de una joven no han variado ni un ápice; los hechos, por
desgracia me han dado la razón. Aquellos niños de siete u ocho años que tuve
como alumnos en mis últimos años de profesorado son ahora los jóvenes de veinte
o veinticinco años que protagonizan las paginas de sucesos de los periodicos
por pegarles a sus padres o matar y violar a la novia que los ha dejado...
La
última información que tengo de mi hija es que iba a comenzar este año un curso
de guionista de cine, cuando ya tiene veintiseis años y lleva en la Universidad
de Valencia casi diez....
Su
madre, según me cuenta mi hermana, padece una fuerte fibromialgia y ataques
puntuales de depresión. Si ahora fallece, hará lo que hizo también mi hermano
Paco –otro “padre amigo” como la madre de Clara es la “madre amiga”- dejar en
el mundo un ser completamente inmaduro e incapaz de asumir la propia
supervivencia economica y afectiva.
SEGÚN
las noticias meteorologicas comunicadas a través del popular locutor Carlos
Herrera nos encontramos hoy en nuestra zona geográfica en alerta naranja...o
amarilla -no recuerdo ya el color- con la que se nos quiere indicar, en fin,
que vamos a ser visitados por una cortina de fuertes lluvias.
Esta
mañana, después del desayuno me he subido, como cada mañana a refugiarme en mi
pequeña biblioteca. Mi libro de lectura en estos días son las Memorias de
Albert Speer, el que fuera arquitecto oficial de Hitler y el que, si no
hubiesen perdido la guerra, encargado de reconstruir toda la ciudad de Berlín,
y algunas ciudades más de Alemania convirtiéndolas en una exposición de
marmoles y esculturas de falso clasicismo griego. El interés del libro radica
fundamentalmente en haber sido escrito por una persona que estuvo muy cerca del
dictador y que con la inteligencia suficiente y la objetividad y la lejanía de
perspectiva que le facilitaba el no pertenecer a la ideologia nazi nos ofrece
un perfil del personaje que no debio diferir mucho de la verdad. Y por si todo
esto fuera poco su lectura se hace muy amena por la maestria del narrador, por
el manejo y la plasticidad de su prosa.
CONTINUO
con el insomnio, producido, según me dice el neurólogo que me controla la
Miastenia, por la medicación que estoy tomando, y sobre todo por el Mestinón.
No pasan de las cuatro o cinco horas de sueño al día.
HE llamado por teléfono a casa de mi hermano.
Después de un pequeño prologo protagonizado por mi cuñada he hablado con él. Me
dice que anoche tuvo por primera vez un ataque de asfixia y que esta mañana,
(tose mucho mientras me habla) le han punzado el pulmón para drenar el liquido
que lo inunda.
“Ella”
se acerca cada vez más a mi hermano.
A
los tres minutos escasos de conversación le he rogado que interrumpiéramos la
conversación pues los golpes de tos le ahogaban los intentos de explicarme sus
luchas diarias con la enfermedad.
Morirá.
Sin duda morirá. Todos a su alrededor saben que morirá y ese ruido de aguas
negras en su habla es el precursor del fin.
Después
he llamado a casa de mi hermana. Ella había salido y le he comunicado mis
temores a mi cuñado Pepe. Le he informado de la aparición del fatal liquido en
los pulmones de Guillermo. Me he alegrado de que mi hermana no estuviera. Su
marido se lo explicará de una manera más sedante.
Esta
Navidad estaremos solos mi hermana y yo. Otra vez como cuando éramos niños y
nos daban las doce de la noche en las butacas del viejo cine Astoria de donde
–me repito- nos sacaba él, Guillermo.
ES
tarde de sábado y la he pasado limpiando el viejo equipo sony de música. Luego
he continuado con la lectura de las Memorias de Sandor Marai. Me refiero al
segundo volumen, el titulado ¡Tierra, Tierra! El libro comienza con la invasión
de Hungría por parte del ejército soviético. Marai, que se ha refugiado en una
pequeña casa rural en las cercanías de Budapes, nos cuenta sus encuentros con
los recios mozos de la estepa que entran en las casas medio asustados y tomando
lo que ven a mano y hablando de Gorki y de Chejov.
Marai,
con la inocencia del que aún no ha leído Archipiélago Gulag los recibe como el
viejo profesor que saluda a los alumnos más díscolos de su clase tratando de
comprender su comportamiento.
El
Mestinón –siempre según la autorizada opinión del neurólogo que me controla la
Miastenia- sigue haciendo de las suyas en mi estómago; se me ha vuelto más
ácido, bastante más ácido...Al contrario de lo que me sucedía antes que tenía
unas digestiones lentas y pesadas, ahora y ¡gracias al Mestinón! mi estomago
tritura los alimentos más consistentes como si yo tuviera ahora dieciocho o
veinte años.....
Cómo
soy bastante pusilánime ya me he encargado de solicitar una visita al
Especialista de Medicina Interna en la Clinica que mi compañía médica tiene en
el pueblo.
Ya
he localizado, gracias a Internet, los Diarios de Marai, los que escribió –si
hacemos caso del título con el que han publicado los mismos- entre los años
1984 y 1989, año éste último en que de forma voluntaria puso fin a su vida. Es
justo la edad con la que falleció mi padre. Freud me diría que esta asociación de
ideas me viene porque he convertido a Sandor Marai en mi padre...y llevaría
toda la razón del mundo. Mi alma infantil e inmandura tiene como las remoras
–esos peces que se fijan en las quillas de los buques- unos chupones
sicologicos con los que me adhiero al primer hombre –real o virtual eso es lo
de menos- que circula por las proximidades de mis aguas afectivas.
CUANDO hayan pasado las fiestas de Navidad iré al notario para anular el último testamento que hice. En ese testamento nombraba heredera universal a mi hija Clara.
CUANDO hayan pasado las fiestas de Navidad iré al notario para anular el último testamento que hice. En ese testamento nombraba heredera universal a mi hija Clara.
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